Capítulo 5
Tres Meses Después
Me he quedado sin nada. Absolutamente
nada. Ni siquiera mas lagrimas para llorarles, lagrimas del corazón.
Un millón de palabras no te
traerán de vuelta, lo se porque lo he tratado. Tampoco un millón de lágrimas,
lo sé porque las he llorado.
Estoy muy triste, pero a
la misma vez estoy muy feliz de que algo me pueda hacer sentir así de triste.
Es como que me ha sentir vivo a veces. ¿Sabes? Me hace sentir humano. Un poco humano
en medio de esta sociedad, de este gobierno criminal y comunista. La única forma
de sentir esta tristeza ahora es porque yo sentí algo muy bueno antes. Así que
tengo que tomar lo malo con lo bueno. Entonces, pienso que puede que yo sienta
una hermosa tristeza.
Y a veces escapo en mi
propia mente, en mis recuerdos junto a ti, Heechul. Soñar despierto es mi gran
escape de la realidad. ¿Y quien quiera verla, esta realidad que es tan
horrible, triste y miserable?
Juro Heechul, que he
tratado, he tratado de mantenerme vivo pero, ya no sé cómo hacerlo. ¿Por quién más
podría vivir en este país? ¿En esta vida? No tengo a mis padres, ni a mis abuelos,
ni a ti.
¿Vivir por mí?
¿Cuál es el punto de eso?
No entiendes, Heechul, si
me mantengo vivo, me harán matar más gente y yo ya no quiero hacerlo. ¿Cómo podría
seguir quitando la vida de personas inocentes en vez de quitarme la mía que es
inservible, sola e insignificante? Prefiero terminar justo ahora antes de convertirme
en un demonio criado por la dictadura de Corea del Norte. Es por eso, que ya he
puesto la soga bien sujeta en la rama de este árbol.
¿Lo recuerdas? El enorme árbol
detrás de mi casa, cerca de las tumbas de mi familia, y la mas reciente, la de
mi abuelo. Sin embargo, la tuya no esta aquí, ni en el patio de tu casa, ni en
otro lugar. Nunca me entregaron tu cuerpo, Heechul. Algunos dicen que por la explosión
de la mina no se pudo recuperar nada, otros han comentado que tus restos fueron
enterrados en un lugar secreto. En un momento llegue a pensar que tal vez estabas
vivo, sin embargo, han pasado ya tres meses y no he sabido nada de tu parte.
Así que, me reuniré
contigo, Heechul, justo ahora, estés donde estés. Mas allá de estas tierras, más
allá de este mundo.
La soga la aprieto más, y
me gustaría que estuvieses aquí y me ayudaras a ajustarla un poco más, para que
sea más deprisa.
Mas deprisa para irme pronto.
Llevo mis manos hacia
arriba, asegurándome que todo este en su lugar, tomo un respiro y pateo el
tronco que me mantenía de pie e inmediatamente caigo hacia abajo. Escucho el sonido
de mi cuello craquear y se aprieta más la soga a su alrededor raspando mi piel y
me voy quedando sin respiración. El dolor corre por todo mi cuerpo hasta no sentir
nada.
Solo siento paz.
Solo paz a mi alrededor
para buscarte, Heechul.
¨¨***¨¨
- Donghae.
¿Heechul?
-Donghae, abre los ojos.
Heechul, ¿eres tú?
-Abre los ojos.
¿Qué los abras? Estoy
tratando.
-Así mismo. Muy bien.
Escucha mi voz.
Me concentro en ella mientras
pienso que jamás creí sentir consuelo en una voz.
Enfoco bien mi vista, parpadeo
unas cuantas veces hasta que se aclara mas todo a mi alrededor y lo primero que
veo no es a Heechul, sino un chico con una grande sonrisa de dientes blancos y encías
rosadas. Me concentro bien y miro el resto de su rostro pálido, nariz grande,
ojos pequeños y negros un poco cubiertos con su cabello.
¿Qué hace un hombre con el
pelo tan largo aquí? ¿Por qué se lo permiten?
Miro nuevamente sus ojos.
Aun no ha dejado de sonreír.
-Hola, ojos bonitos.
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