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miércoles, 27 de mayo de 2020

What If? {Capitulo 4}









Capítulo 4






Al despertar al siguiente día, Heechul y yo no hablamos sobre que pudiese pasar. No hacia falta. En nuestro silencio, mientras estábamos tendidos en la cama, el comprendió que yo me quedaría.



-Quiero que entiendas, que, si decidí esto, fue solo por ti. Es solo por ti. Siempre, aunque no te dabas cuenta, toda decisión que he tomado desde que te conocí, ha sido solo para estar junto a ti, y por qué estés bien.


Heechul me hablaba con temblor en su voz. Le creía. Pero, cuando note que divagaba sobre irse o no, le insistí que se fuera. No soportaría que él se quedara en este país por mí. El no cedía. Sino hasta que me hizo prometerle que más adelante, yo escapara. Si yo no lo hacía, me juro que el volvería a Corea del Norte a buscarme, aunque perdiera la vida en el intento. Al igual de cómo se arriesgaba justo ahora con la decisión de desertar solo para que yo lo hiciera.


Yo no quería, siempre he sabido que este país es una mierda. Sin embargo, ¿quién me asegura que los demás países no lo son? Yo no se, prácticamente, nada del mundo exterior. Casi nadie lo hace en este país tan apartado del resto, tan escondidos en la ignorancia de lo que pasa allá afuera. Ni siquiera sabemos casi nada de nuestros hermanos de patria que se encuentran al sur. Solo lo que nos dice el gobierno, que es un país oprimido por el enemigo numero uno de los norcoreanos, Estados Unidos. Que Corea del Sur es un país bajo la maldición del capitalismo y que viven en una extremada pobreza.
¿Seria yo capaz de arriesgar mi vida para cruzar minas y francotiradores por llegar a un país que, según dicen, está peor que este? ¿Convertirme yo en un desertor?


Creo que ya es suficiente el haber tenido sexo con otro hombre como para añadirle mas “anormalidades” a mi vida.


Observe a Heechul quien me miraba con desespero y una profunda tristeza. Yo podría no estar tan cómodo, a luz del día, sobre lo que hicimos en la oscuridad de la noche. Si, lo amaba, mas que a un amigo. Como para besarle hasta robarle el aliento y sus suspiros. Estaba seguro. No obstante, aún no podía aceptar…esto.


Entendía que él me quería a salvo, porque yo también quería que él lo estuviese, así que le hice la promesa.


Me indico que en cuanto se asentara en Corea del Sur, lo que podría tomar algunos meses, estaría en contacto con un comandante amigo suyo de la capital, que me ayudaría a conseguir un buen empleo en Pyongyang. No me dijo su nombre para evitar que tenga la menos información posible, por mi seguridad.


En el momento en que yo me quede solo en este país, que lamentablemente mi abuelo ya no este conmigo, alguien me contactará y me ofrecerá el trabajo. De ahí en adelante, me ayudaran a escapar. Me indico algunas cosas que debía decir cuando me interrogaran y como debía de actuar. También me dijo que probablemente me hicieran creer que lo habían atrapado y que lo tenían en interrogatorio. Harían cualquier cosa porque yo hablara.


Sonaba bastante sencillo, y todas las dudas me las quito él con sus besos y caricias.


Hicimos el amor de nuevo esa mañana.


Aunque era yo quien me adentraba en su cuerpo, sentía que él me poseía también. Creo que nunca tendré suficiente de Heechul.


Cuando salimos al fin de la habitación, mi abuelo ya se encontraba en la mesa desayunando con una sonrisa en el rostro. Heechul y yo no sabíamos que hacer con tanta vergüenza. Pero la sonrisa de mi abuelo se esfumo en cuanto le informamos que yo no me iría.


Hablamos un rato con mi abuelo. Heechul le aseguro que no me abandonaría, aún estando en Corea del Sur. Mi abuelo no le quedo de otra que ceder.


Heechul se despidió de nosotros y se marchó.


Mi corazón golpeteaba débil por el dolor que yo sentía al saber que era nuestra última vez que hablaríamos hasta que nos pudiéramos reencontrar de nuevo. Estaba consciente que podría pasar meses o años.


Aún faltaban dos días para su huida y, en esos días, solo podría observarlo de lejos.


Temía que lo atraparan. Y esos miedos crecieron cuando llego el viernes, día de su huida, y no escuchaba ninguna noticia. Tampoco podría yo preguntar porque no sabía quién lo había ayudado.


Pase muchas noches sin dormir, rezando porque haya podido escapar. Que haya llegado a salvo al territorio chino. Rezaba que, al llegar allá, no lo descubrieran y lo deportaran.


Paso una semana y aun no tenia noticias de Heechul. Si hubiese llegado a escapar, alguien habría venido a hablar con nosotros, ¿no? ¿Qué tal si lo tienen en interrogatorio?


Mis manos temblaban cada vez que me imaginaba su hermoso rostro siendo golpeado. Su delicado cuerpo siendo maltratado, ese cuerpo tan hermoso y pálido que esconde debajo de su uniforme de soldado, pareciendo un tanto duro. Pero, todo eso era un disfraz ante los demás, y solo yo, pude ver debajo de esas telas. Debajo de sus afectos, y pude besarle y apretarle contra mí.


Pasaron más días y sentía su presencia siempre conmigo, como también su ausencia.


Cuando almorzaba solo en el campamento, recordaba las veces que, sin que nadie más se diera cuenta, me daba parte de su comida para que yo me alimentara más. Cuando estábamos en prácticas, sus ojos siempre me observaban muchos mas que a los demás soldados. Yo pensaba que era porque estudiaba la forma en que yo me defendía ante otro soldado, pero, no era así, el miraba mi cuerpo con deseo y amor.


Tanto tiempo, y solo lo supe a pocos días de él marcharse.


Quizás el estúpido nunca me lo hubiese dicho si yo no hubiera escuchado aquella conversación que tuvo con mi abuelo. Pero, tampoco me arrepiento de sentir esto por él. Jamás podría arrepentirme.



Te extraño, Heechul. Espérame. Yo llegare a ti, lo prometo.



- ¡Lee! - Me puse de pie de inmediato y dejé mi almuerzo en la mesa. -Te esperan en la oficina principal.


Mis manos temblaron.


Dios, que no hayan atrapado a Heechul.


No mostré ninguna expresión en mi rostro y me encaminé hacia la oficina principal del Comandante de nuestro campamento. Toque a la puerta y entre.


Dentro de la oficina se encontraba nuestro Comandante Sang Min, quien era el jefe inmediato de Heechul en este campamento y, otro hombre, que por las medallas que llevaba en su uniforme, me di cuenta que también era un comandante pero de otra jurisdicción.


-Toma asiento, Lee. - me indico el comandante Sang Min mientras el otro hombre permanecía en silencio sin ninguna expresión en su rostro. -Le presento aquí al Comandante Lee Kyung Kyu de la unidad 7 de Pyongyang.


Me puse de pie e hice una reverencia. Tome asiento de nuevo.


- ¿En qué puedo ayudarlo, Comandante?


El Comandante Sang Min miro al otro y entonces, este hablo.


- ¿Conoce usted al Comandante Kim Heechul?


Aprete las manos en mis rodillas.


-Si, es nuestro comandante inmediato.


- ¿Solo su comandante inmediato?


-Si, señor.


Hubo silencio por un momento y el prosiguió.


-Escuche que se la pasaban siempre juntos desde que eran unos adolescentes. Que eran…amigos.


-Crecimos juntos y siempre he respetado su posición de comandante, señor.


Las siguientes palabras me dejaron petrificado en mi asiento.


- ¿Aun cuando trato de desertar?


Oh no, ¿Cómo que…trato?


Traté de tener mis emociones en línea y recordé las palabras que Heechul me hizo memorizar.


-Señor, el nos indico a varios de nosotros, e incluso a usted Comandante Sang Min, - dije mirándolo, -que estaría en una misión en la zona desmilitarizada y que volvería en unas semanas. - mire al Comandante Lee Kyung Kyu. -Quizás lo de desertar sea una equivocación, señor.


El Comandante Kyung Kyu rio de manera desagradable.


-Si, el Comandante Sang Min me hablo de lo que había dicho el Coronel, sin embargo, me pregunto soldado Lee, ¿Por qué esta vez no lo acompañaste? Eras algo así como su mano derecha.


-No siempre lo acompañaba a todos sus compromisos. Muchas veces me he quedado realizando otros trabajos de él aquí en el campamento.


-Así que, ¿no sabias nada de sus planes verdaderos?


-No, señor.


El me miro un largo rato con aquella sonrisa de suficiencia que no se le quitaba de su rostro arrugado.


Aprete mas mis manos en mis rodillas.


-Tengo la sensación, soldado Lee, que nos está mintiendo.


Hizo una señal con la mano y dos soldados, que ni me había dado cuenta que estaban detrás de mí, me agarraron por los brazos, me levantaron del asiento sacándome bruscamente de la oficina.


Yo no luche, solo deje que me llevaran. Tenia que mantenerme calmado y cooperar. Heechul me había dicho que probablemente me interrogaran por varios días y ya.


Me subieron a una camioneta y viajamos por varias horas. Yo estaba con mis manos amarradas.


Al llegar a nuestro destino, me di cuenta que esta en la capital, Pyongyang. Nunca en mi vida había estado aquí. Sin embargo, no podría disfrutar de ver como era la capital por estar encerrado en la camioneta.


En cuanto nos detuvimos, me taparon la cabeza con un saco, me sacaron de la camioneta y unos momentos después, de entrar a un edifico, creo, y de bajar unas escaleras, me descubrieron la cabeza y antes de mirar a mi alrededor, me empujaron dentro de una celda.


Me mantuvieron encerrado por varios días. Me daban un pequeño roción de verduras y dormía en el suelo.


Me reprimía las lagrimas cada noche. Tenía que aguantar por mi abuelo y por Heechul.


Una mañana, el Comandante Lee Kyung Kyu visito mi celda y me golpeo mientras me preguntaba si yo había ayudado a Heechul. Yo contestaba que no.


Un lado de mi rostro estaba bañado en sangre y mis costillas dolían como el infierno.


Cuando mas se molestaba el Comandante al no tener información, mas me golpeaba. Yo permanecía inmóvil en el suelo y solo pensaba en mi vida luego de largarme de aquí. Mi vida junto a Kim Heechul.


Dejo de golpearme cuando un soldado se acerco a las rejas y lo llamo. Vi que le susurraba algo al oído, provocando una gran sonrisa en el rostro del Comandante. El soldado se marchó y Kyung Kyu se acerco a donde yo me encontraba en el suelo temblando, sin abandonar aquella sonrisa de su rostro. Parecía bastante contento.


-Te has quedado solo, soldado Lee. Ya no tienes a quien proteger, o quien lo haga por ti.


Lo mire desde el suelo con el ojo que no se hallaba con sangre.


-Tu abuelo acaba de tener un ataque del corazón. - cerré los ojos y gemidos de dolor y llanto abandonaron mi garganta. -Oh, y tampoco te dije, ¿Cómo puede ser que se me haya olvidado? Tu querido Coronel Kim Heechul, en su intento por cruzar al territorio chino, piso una de las minas y, simplemente, voló en pedazos.


Su risa estruendosa lleno el pequeño espacio, y yo…solo cerré los ojos hasta no sentir más.

























3 comentarios:

  1. Wow esto si que no lo esperaba me dejaste sin palabras lo que tuvo que pasar Siwon

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  2. Wow!! No inventes pobre Donghae, todo lo perdió, su abuelo, a Heechul y su libertad....que horror!!

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  3. Yo no creo que HeeChul este muerto y DongHae ahora que perdió a su abuela se va sentir más solo que nunca..

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